Emilio Quintero, velocidad de vértigo para el Orotava

Fichaje relámpago, de los que se van y llegan casi ser vistos, de los que no gritan pero que siempre están, de los que ayudan a sanar las heridas. Las lesiones, las bajas y el hambre continua por mejorar del técnico Patricio de Ara, han llevado al Orotava a reforzar su plantilla. Emilio Quintero García (12-11-1991) ha sido el elegido como refuerzo norteño.

Verticalidad, esfuerzo, velocidad y un toque diferente en la punta de ataque son las credenciales de este tinerfeño.

Tras un periplo de dos años en el Arguijón de Primera y Preferente, Emilio aprendió a conjugar buenos momentos con mejores sensaciones en el fútbol de la isla. Un ascenso, una permanencia de mérito y un registro personal de satisfacción. Este mediocampista fue una pieza importante en el regreso de los del Chano Brito Hernández a la Regional Preferente; así como en su salvación la temporada pasada. Al buen hacer colectivo se le añadieron sus cinco goles en la temporada, una cifra para nada desdeñable en un Arguijón que era el segundo equipo que menos marcaba de la categoría.

Un nuevo comienzo

Tras un inicio de año extraño en un San Andrés y Sauces plagado de dudas y desavenencias, Emilio llega al Orotava. Por él ha apostado Patricio de Ara, un entrenador enamorado del fútbol y del esfuerzo para jugarlo con calidad. Allí confluyen Emilio y Patricio, en el gusto por el toque, por lo bonito de la pelota bien mimada, por el juego de la España campeona o del Barcelona de Pep, por el fútbol total. Por el momento, queda de parte del centrocampista poner toda la garra y el corazón posible para devolver la confianza del entrenador.

Emilio nació hace 21 años en Santa Cruz de Tenerife y desde antes incluso de nacer su destino ya le venía marcado. "Siempre he sentido una atracción por el fútbol difícil de explicar y es que hasta mi nombre no es casualidad", relata el jugador. No lo es ni de broma. ‘Emilio’ fue la mejor forma que encontró su padre de buscar un nombre normal y de hacer un tributo a un ídolo, a Emilio Butragueño. Emilio vino con dos regalos al mundo: un nombre de futbolista y una pelota.

"Empecé en el fútbol sala", comenta, "pero a mí lo que realmente me gustaba era el fútbol de toda la vida, en el césped, en el ‘fútbol grande’". Eso lo hizo en el Ofra. Allí explotó su velocidad, su capacidad de salto y su calidad de tres cuarto de cancha hacia adelante para mejorar día a día, campaña a campaña.

Allí también Emilio aprendió del sacrificio, del  si voy a ayudar juego donde sea, de la palabra equipo: "Jugué también de lateral izquierdo, de mediocentro o de central. Donde hiciera falta y el entrenador veía una carencia y me lo pedía, yo jugaba", cuenta el tinerfeño. Aquel Ofra tuvo en Emilio uno de sus mejores baluartes y un jugador fácil de definir: "Soy un tipo humilde y en el fútbol soy un jugador zurdo, ofensivo, rápido y con buen centro", explica para luego puntualizar: "Pero en ambos sitios, en la vida y en el fútbol, me gusta ser alguien trabajador".

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El equipo admirado

Emilio aterriza en Los Cuartos y en el plantel de Patricio de Ara. El Orotava ha alternado grandes partidos, malas primeras partes, mejores segundas o derrotas de mala suerte. El resultado es una escuadra que reposa en la mitad de la tabla, no muy lejos de allá donde debe estar: en las alturas. Sea como sea, Emilio le importa eso más bien poco: "Llegó a un equipo que siempre he admirado por su historia, por lo que representa, porque respira profesionalidad y porque creo que puedo contribuir a que el equipo crezca aún más", confiesa el jugador, que afirma firmemente que al cuadro orotavense "le queda mucho margen de mejora".

En el Orotava yacen cosas que no se encuentran en ningún sitio. Desde la lucha incansable de un eterno Roberto Yanes, pasando por las croquetas y la dulce técnica de Atasar o llegando a la seguridad bajo palos de Adrián Ferrera. Este Orotava y este Patricio de Ara corren sin descanso detrás del progreso. Ahora tienen la velocidad de vértigo de Emilio Quintero. La clasificación final tendrá el juicio y la palabra definitiva más allá de este punto y final.