Pautas para desmotivar a tus jugadores

A continuación vamos a ver algunas pautas que pueden hacer tanto los entrenadores de base, de regional y profesional para desmotivar a sus jugadores. 

<>1.       Recrimínale todos los errores que puedas: Esto funciona sobre todo si los errores son en aspectos técnicos porque está claro que el jugador que falla, es que quiere fallar adrede. Unas buenas recriminaciones a tiempo hacen que tus jugadores espabilen y de paso les bajará un poco la autoestima.

<> <>2.       Deja que tus jugadores se recriminen los errores entre ellos: Esto apoyará tu trabajo de recriminar. Unos compañeros que se recriminan entre ellos dan una interesante imagen del equipo y le facilitan un poco las cosas al rival. Además, unos jugadores que están pendientes para recriminarse seguro que les quedará un poco atención para destinarla al juego.

<> <>3.       Corrígeles todos los errores: Centrarnos en los errores de los jugadores es importante para que aprendan y sobre todo para su autoestima. Si solo nos centramos en corregirles los errores que tienen le transmitimos una sensación a nuestros jugadores de ‘’parece que todo lo que haces mal». Sin duda esta sensación nos ayudará en nuestro objetivo de desmotivarlos y de que tengan su autoestima por los suelos.

<> <>4.       Ignora sus aciertos: Eso de premiar y/o reforzar los aciertos de tus jugadores son boberías de psicólogos y de débiles. Un jugador ya tiene muy claro cuando está jugando bien y cuando hace las cosas bien, al contrario de cuando juega mal y hace cosas mal, eso no lo tiene claro por lo que debemos recriminárselo y corregírselo siempre.

<> <>5.       Céntrate en los resultados: Transmítele desde que son pequeños que lo importante es ganar, marcar, robar balones e impedir que te marquen. Transmíteles que vale todo para ganar porque ganar es lo más importante. También puedes hacer el truco de decirles que ganar no es importante pero luego solo premiarles cuando marquen, roben o ganen.

<> <>6.       No trabajes valores ni los hagas mejorar como persona: Como mucho déjales caer que es importante ser buena persona pero nunca les hagas reflexionar de qué valores transmite el deporte y cómo los puedes utilizar en tu día a día. Recuerda que lo importante es entrenar, entrenar, entrenar y ganar, lo demás es perder el tiempo.

<> <>7.       Castígales siempre que se porten mal: Y si es posible, que el castigo implique algo físico como dar vueltas al campo, hacer flexiones o abdominales. Es importante transmitirles que la parte física es algo asociado al castigo para que lo hagan con la menor gana posible.

<> <>8.       No trabajes con sus padres: Como mucho una o dos reuniones para decirles que se porten bien en la grada. No es tu trabajo como entrenador educar a los padres para que se porten bien en la grada, apoyen tu trabajo y ayuden a fomentar valores sanos. ¡Los padres tienen que venir educados y aprendidos de casa! No les expliques qué tienen que hacer en la grada para apoyar tu trabajo, no hagas reuniones con ellos para que se conozcan y se lleven bien, no expliques el porqué ni el para qué de lo que haces y sobre todo imponles tus normas.

<> <>9.       Crea tú solo las normas e impónselas a todos: Tanto tus jugadores como los padres deben saber que tú eres el que mandas por lo que tienen que obedecer ciegamente tus normas sin entender ni el porqué ni el para qué. Eso de co-construir normas para aumentar el compromiso y la implicación de ambas partes son boberías de psicólogos.

<> <>10.   Critica las decisiones del árbitro: Cuantas más critiquemos mejor, porque damos un gran ejemplo a nuestros padres y a nuestros jugadores. Lo importante no es lo que mis jugadores controlan del partido sino ir recriminando al árbitro para que nos pite a favor y para bajarle su autoestima también. Qué más dará como se sienta el árbitro si lo importante es que ganemos nosotros. Eso de enseñar a los jugadores que si un árbitro pita mal tenemos que esforzarnos más para superar esa situación adversa y que esto se puede aplicar a fuera del deporte también es una bobería de psicólogos.

Escrito por Javier Elá Hernández (Psicólogo deportivo)

Twitter: @JavierEla