"Hoy vuelvo a abrir mi diario con ganas de contarles lo que he pasado durante toda la temporada. Primero quiero decirles que en mi equipo de fútbol base somos doce jugadores, de los cuales siete juegan de titular y los otros van entrando a medida que avanzan los minutos, o debería ser así.
En mi equipo hay dos jugadores que, comparando con la calidad de los demás, brillan por si solos. Este hecho hace que ellos dos tengan un puesto fijo de titular. En cambio, yo soy un jugador que no tiene calidad y, quizás, podría decir que también con algo de sobrepeso. Esta condición siempre me lleva a ser el último en las alineaciones, a ser el que menos minutos juegue o al que haya partidos que ni toque el balón. Y por una parte yo lo entiendo, y es que juego como delantero y hay veces que no doy un pase bien o no tiro entre los tres palos. En cambio, cuando juega mi compañero que es muy bueno, se marca dos o tres goles por partidos y no falla un pase. "¡Ojalá pudiera ser como él! Por lo menos para poder jugar todo ese tiempo."
"Para corroborar esto que les digo les cuento que el partido anterior íbamos ganando por dos a uno y el árbitro nos pitó un penalti a favor. Al partido no le quedaba sino la pena máxima y poco más. Yo me encontraba en el campo y estaba dispuesto a lanzarlo. Cuando el entrenador se percató de lo que me disponía a hacer, mandó a realizar un cambio y me quitó a mí por mi compañero que no falla una. Al llegar al banquillo le dije "Entrenador yo quería tirar el penalti" a lo que él me respondió "El próximo lo tiras tu pero hoy es importante que marquemos este penalti para poder llevarnos el partido" Otra vez más me quedaba con las ganas de poder disfrutar de esas cosas que hacían mis compañeros. "
"¿Sabes qué diario? Que como siga así mucho tiempo creo que nunca aprenderé, lo que me llevará a tener que dejar el fútbol porque no sabré jugar al nivel requerido. Y esta es mi historia que espero que algún día pase de ser un calienta banquillo a uno más de la plantilla"
Seamos conscientes de lo que hacemos con nuestros jugadores. Olvidémonos de priorizar los resultados al aprendizaje en el fútbol base. Todos los niños merecen las mismas oportunidades. La experiencia hace el aprendizaje, sino se le dan minutos jamás aprenderán. Y lo malo, que al niño que le hacemos sufrir lo relatado anteriormente, lo estamos "matando" como futbolista y como niño que va creciendo (haciendo mención a todas sus facetas de crecimiento). No debe haber nada más enriquecedor para un entrenador/padre que sus jugadores/hijos a final de temporada acaben contentos porque para ellos lo más importante haya sido que se han divertido y han aprendido.