Javier Guiance y su aventura en Chipre

Javier Guiance y su aventura en Chipre.

La apertura de fronteras en el mundo del fútbol ha propiciado multitud de oportunidades a los futbolistas que no dudan en emprender aventuras lejos de nuestro país, buscando posibilidades que en el nuestro se les niegan y abrir puertas para lograr mejorar poco a poco en busca del sueño del fútbol al más alto nivel.

  • Uno de estos ejemplos es el de Javier Guiance, quien a principios de esta temporada decidió hacer las maletas y tomar rumbo a Chipre, junto a un grupo de tinerfeños.

Ahora con la incertidumbre a nivel mundial pendiendo sobre todos a causa del coronavirus, está a la espera de acontecimientos sobre su futuro.

Desde sus comienzos decidió su ubicación sobre el terreno de juego, la portería, salvo en su primer año de prebenjamines que lo hizo como jugador de campo.
Sin haber cumplido veintidós años esta campaña decidió hacer la maleta y aceptar nuevos retos.

Sus inicios tuvieron su origen en una saga familiar muy conocida y ligada al fútbol y a un equipo, el Real Unión de Tenerife.

  • De esta forma su camino estaba encauzado hacia ese club, comenzando con los de La Salud hasta infantiles, donde el representativo lo llama para su cadena. Luego pasó por el Sobradillo, una corta etapa en Granada y vuelta al Real Unión, para seguir en el Laguna, Juventud Laguna y marcha al CD Mensajero donde concluye su periplo de base. El salto al fútbol regional, 17-18, lo hace en el CD Vera y luego en el CD Marino B, para en la pasada retornar a sus orígenes en el Real Unión.

Su entorno más próximo ha sido fundamental para que cogiera el camino del fútbol. Frank Guiance, su padre, futbolista y entrenador. Su abuelo Luis Guiance, un reconocido técnico y su bisabuelo del mismo nombre, Luis Guiance, que llegó a jugar en el Real Madrid.

Así recuerda sus inicios: «Iba todos a los partidos del Real Unión y le vas cogiendo cariño, ahí es donde aprovechaba para irme a jugar al campo pequeño que está al lado y matar el gusanillo. Para mí es un honor que todos ellos hayan sido parte importante del fútbol canario».

El comienzo liguero de la 19-20 le trajo una sorpresa; la posibilidad de irse a Chipre, siendo fundamental la amistad que tiene con otras personas que deciden tomar el mismo camino, para que Javier la comience.

«Que hayan ido esos amigos a emprender la misma aventura lo ha hecho todo más sencillo, no te cuesta tanto. No lo dudé en ningún momento aunque al principio si tuve los lógicos temores al involucrarme en algo nuevo y desconocido para mí, no es lo mismo que irme a La Palma por ejemplo, como había hecho en su momento».

A partir de ahí comienza su periplo en el país mediterráneo en el Enad Polis. «Es como si fuera la segunda b española, aunque aquí no se le denominan igual a las categorías y se le llama tercera. La temporada no ha ido según lo esperado y nos está costando mucho el tener buenos resultados, poco a poco hemos ido mejorando la situación, aunque en nuestro mejor momento ha surgido el problema del coronavirus y nos cortó esa dinámica. Ahora estamos a la espera de lo que pueda pasar y las decisiones que se tomen para ver cómo termina todo esto».

Junto a él llegaron un grupo de jugadores de Tenerife; «Marcos del Taco San Luis, Maxi del San Lorenzo, Jony y Djavan del Marino, también vino con nosotros Sergio Marrero del Marino, pero solo estuvo una semana. La adaptación fue sencilla, el hecho de que nos conociéramos ayudó bastante. El idioma no fue un obstáculo, nos comunicamos en inglés, me gustaría aprender griego pero es muy complicado».

Esta etapa fuera de casa no es la primera experiencia que tiene: «Ya yo había estado en los filiales del Granada, media temporada, y en el Mensajero. Estas situaciones ayudan a madurar tanto como persona como jugador. No es lo mismo hacerlo en un sitio que conoces y te has criado que irte lejos a competir. La diferencia que veo entre los que he jugado al fútbol y este es solo el idioma, el resto es todo muy parecido».

Una puerta abierta, así ve la posibilidad que se le ha planteado ahora en el mundo del fútbol. «No tenemos un sueldo elevado pero no está mal, además tenemos todo lo demás pagado, está bien. La idea es abrir puertas para seguir creciendo, aquí como en otros lugares cercanos en los que ya las condiciones mejorarían, tanto económicamente como deportivamente».

En cuanto al futuro es todavía una incógnita: «De momento no tengo nada in mente, a ver cómo termina la temporada aquí y si sigo o me vuelvo. Lo primero es ver si se resuelve la situación actual que vivimos. Me gustaría seguir fuera, vives otras cosas diferentes en cuanto a costumbres, experiencias y eso ya te lo llevas contigo para siempre, es una manera de conocer mundo haciendo lo que más te gusta, jugar al fútbol, la verdad que lo disfruto bastante».

Estos meses ya le han dado la posibilidad de valorar y comparar situaciones entre Canarias y su nuevo hogar: «El nivel puede ser semejante a la regional preferente en Tenerife. En cuanto a las instalaciones los campos son todos de césped natural, es mucho mejor y más para un portero que así no sufrimos tanto. Organizativamente también es bueno.»

Todo esto le ha dado para vivir dedicado de forma íntegra al fútbol, viviendo experiencias que sin ser profesionales se asemejan a esas.

Un día en la vida de Javier en Chipre es rutinario. «Me levanto y compruebo a través de las redes sociales las noticias que llegan de España, compartir vida con sus compañeros de piso, la consola, estudiar, la comida, un rato de descanso e ir a entrenar que lo hacemos por la tarde. A la vuelta volvemos a hacer vida de grupo, hablar, televisión… así es lo habitual. A veces por la mañana cambiamos un poco y hacemos gimnasio o salimos a correr, bastante rutina diaria, pero la verdad es que no me quejo.»

Pedro Pérez Camacho,
ElDeportivo.es