Jesús Cruz Acosta, Susi «El Negro», el hombre en su memorial.

Hablamos con Jesús Cruz, hijo, un chaval delgado y atlético, aún en la adolescencia, y le preguntamos sobre su padre.

«Mi padre fue, y será, mi ídolo a seguir «, fue el que me enseñó a jugar al fútbol. Yo recuerdo que él venía de trabajar cansado, y me llevaba a entrenar, y cuando no entrenaba con mi equipo, salía a jugar con él, los dos al Chinca, y también mi padre era una persona muy noble, muy graciosa, y cariñosa, él es muy querido por la gente y yo tengo solo recuerdos bonitos».

Jesús Cristo juega actualmente en el Juvenil B del San José de Delicias, y al igual que su padre, es auténtico nervio en el área rival.

Su delegado de equipo, Eduardo, confirma que es un delantero muy rápido y con mucho gol.

Aquí pueden ver ilustrado uno de sus 11 goles, de la temporada pasada, en un ángulo casi imposible.

Sin duda, los genes deportistas del padre están en el hijo. Porque conocidos de la época de Susi el Negro, que jugaron fútbol con él, como Lorenzo Quintero, Pepe González, o Antonio García, confirman que era un auténtico crack, cuando se trataba de perforar la portería rival. » Se descuidaban un segundo, y con su rapidez, armaba el lío en el área »

Susi «el Negro» (parece que en cuanto cogía algo de sol, se le oscurecía mucho la piel, de ahí el apodo), jugaba fútbol junto a Tomi y Guille, sus dos hermanos, desde que tenían pañales. Les llamaban los gemelos.

Su madre, Mary, les «arrastraba» por esos campos de tierra de Dios, pues ella misma era muy entusiasta del balompié, de hecho, fue de las primeras presidentas de un club de fútbol sala de Canarias.

Susi jugó la mayor parte de su etapa de juveniles en el Chincanayro, y aunque tenía su fútbol de killer, repartido por varios equipos, su corazón estuvo siempre centrado en García Escámez.

En la época de grandes equipos de Somosierra, como el Bustaca y El Placita, Susi llegó a jugar en nacional autonómica, y luego, tras pasar por el San Roque y el Valleseco, jugó de aficionado en varios equipos, y fue en el Punto Azul, con el que quedó campeón de liga y campeón de Tenerife.

En esta foto le vemos a principios de los 90 en el equipo de su barrio.

Hasta que cumplió unos 44 años, Susi siguió jugando fútbol sala. Su hermano Guille llegó a jugar en el Tenerife, pero ni él ni Tomi nunca quisieron fichar por equipos grandes, para no estar a expensas de lo que decida un mister, sobre el tiempo que pueden alinearte en los partidos.

Tres años consecutivos quedó máximo goleador de su equipo, con números entre 65 y 70 goles por temporada.

El 25 de abril de 2017, fallece Mary, su madre. Solo cinco días después, con sólo 47 años, un accidente cardiovascular acaba con la vida de Susi.

Cuando definen el juego de su hijo, Jesús el Cristo, los que le vieron jugar, ven a su padre. La ambición, el nervio, la habilidad de un ambidiestro, la técnica y la garra. Así era Susi «el Negro». Y ante todo, una enorme persona que ha dejado huella en el barrio de Somosierra, y su club, el Chincanayro, quiere perpetuar su recuerdo con un Memorial que el 20 de Agosto tiene su cuarta edición.

Quizás desde el cielo esté Susi atento a su campo ese día, y recuerde con una sonrisa cuando su padrastro Ernesto le llevaba a él y a todos los que cabían, en su Renault 4 latas, para jugar en los campos de la isla. Recuerdos que hacen una vida y una pasión, y que se comparten, por el deporte del balompié.

Susi entrevistado en su etapa de entrenador base del Laurel.

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