Uno de los referentes del fútbol canario y tinerfeño, el Antonio Domínguez, muestra una imagen poco adecuada para la práctica del fútbol.
Césped seco, con pocas zonas en las que el color que debe ser el lógico, el verde, aparece. Muchas calvas sobre el mismo, desniveles en la superficie… Algo que no es nuevo, ya que es una situación que se repite con asiduidad en los últimos años.
Una instalación por la que han pasado equipos del fútbol profesional, tanto español como europeo y que ahora presenta un aspecto poco gratificante para todos. Lugar que también es utilizado por multitud de atletas, aprovechando las bonanzas del clima del sur de Tenerife, para hacer sus entrenamientos, lejos de los condicionantes climatológicos adversos de muchos lugares del territorio europeo.
Estas circunstancias van en perjuicio de todos los que compiten, sobre ese terreno de juego. La situación en la que se encuentra también incrementa el riesgo de lesiones, al tener una superficie irregular y poco homogénea. Siendo el CD Marino el gran perjudicado de la misma, ya que disputa como local sus encuentros en ese campo.
Esperemos que en el menor tiempo posible el Antonio Domínguez, vuelva a recuperar el esplendor que ha tenido en otros momentos, por el bien de los deportistas que la utilizan y la imagen de una instalación referente en Tenerife.
