Adrián Ferrera, talento y trabajo para la portería del Orotava

La portería del UD Orotava tiene un nuevo inquilino. Con la confirmación del técnico Patricio de Ara de su plantilla para la temporada 2012/2013, el cuadro orotavense ha incorporado siete nuevos jugadores. Entre las caras nuevas se erige la figura de Adrián Ferrera, procedente del CD Arguijón. Talento y trabajo para un objetivo claro: blindar la portería.

Tras una gran temporada en la Regional Preferente de Tenerife, el Orotava busca mejorar el cuarto puesto de la campaña pasada. La mayor parte de su éxito se forjó en una defensa que convirtió a su equipo en el menos goleado de la categoría. Seriedad y trabajo. Para esa labor el conjunto norteño se ha asegurado futuro y calidad en los guantes de Adrián Ferrera, un guardameta joven y con la misma obsesión que su nuevo equipo: jugar para ganar.

Adrián nació hace veintiún años en Tenerife, en el seno de una familia que respiraba fútbol sin cesar. Sus hermanos juegan al fútbol, su padre también, incluso su abuelo tuvo la firme convicción de que el esférico formaría parte de su vida. Para él fue casi un impulso instintivo llegar a un césped que jamás ha abandonado. "Comencé con cinco o seis años a jugar en el Juventud Laguna", relata Adrián, quien recuerda "la ilusión por ir a entrenar y divertirse".

Si el fútbol llegó sin más a su vida, lo siguiente fue también cosa del destino. "El equipo lo llevaba mi abuelo y cuando tocaba repartir las posiciones…". Cuando eso pasaba todo estaba claro: Adrián era el más alto, Adrián sería el portero.

Ferrera ya no abandonaría la meta lagunera. No al menos hasta Cadete, cuando el Tenerife puso sus ojos en un cancerbero que despuntaba en los campos tinerfeños. "Fichar por el Tenerife fue una experiencia tremenda. Entrenas y juegas con los jugadores de tu edad y, a la vez, con los juveniles, con el Tenerife B… maduras como persona y como jugador", explica. Su estancia en el conjunto blanquiazul duró tres años, un debut con el Tenerife B y un crecimiento futbolístico brutal.

Tras su estancia en el equipo blanquiazul, Adrián regresó al Francisco Peraza. El Laguna volvía a unir su destino a las manos de un jugador que alternaba sus entrenamientos con el juvenil y el equipo de Tercera. "Volver al Laguna me ayudó a seguir formándome y a seguir queriendo jugar al fútbol. Siempre he pensado que el fútbol es como una vía de escape, una forma de desconexión. Entras al campo y te olvidas de todo, tan sólo piensas en jugar y en hacerlo lo mejor posible", afirma Adrián, que culminó su etapa juvenil en el cuadro morado.

Huesca y Zaragoza, una oportunidad

Adrián culminó su etapa como juvenil con una lesión en la rodilla. Ligamento cruzado y menisco, el suplicio de tantos deportistas. "Sentí un clac en la rodilla y enseguida supe que algo no iba bien, que algo estaba roto", recuerda. Pero si el fútbol se encargó de detener su trayectoria, él mismo se iba a ocupar de recuperarla. "No jugar, no entrenar… fueron momentos muy duros", confiesa Adrián, quien asegura que "las mismas ganas de volver a sentirme bien, de estar en el campo, en la portería, me impulsaron para superar la lesión".

En tierras aragonesas fueron los primeros en enterarse de la mejoría de Adrián. El guardameta probó suerte en el Huesca y en el Zaragoza; así como en otros equipos de Tercera División. "En la Península el fútbol no es tan diferente. Es algo más físico, pero aquí no estamos por debajo ni tácticamente, ni técnicamente", afirma. Adrián no sería una excepción y tuvo varias ofertas, pero la lejanía y sus estudios le devolvieron a Tenerife. No obstante, lo importante ya rondaba su mente: él y su rodilla volvían a ser los mismos.

Arguijón, un paso adelante

Con la temporada ya iniciada, Adrián aterrizó en la Primera Interinsular. El Arguijón que dirigía Santiago Martín era su sitio. "La temporada fue magnífica. Se reunió un gran grupo de jugadores y lideramos nuestro grupo", cuenta Adrián, que sería parte de lo que le esperaba al equipo del Chano Hernández Brito.

 Así, en la fase de ascenso, el cuadro de La Cuesta doblegó en un duelo titánico al Esperanza. A pesar de que el ascenso a Preferente tuvo el nombre del Arguijjón, muchas retinas no olvidan la actuación de Adrián. Sus intervenciones fueron providenciales. "No importa tanto cómo haya sido, ni lo bien que haya jugado yo o cualquier otro compañero, lo realmente importante fue que logramos ascender", reconoce con humildad.

Nueva categoría, nuevo reto. Al año siguiente Adrián seguiría en un Arguijón que tenía el claro objetivo de mantener la categoría. Ser el equipo menos goleado entre los aspirantes a perder la categoría fue una de las claves de que el Arguijón evitase el descenso. Uno de los grandes culpables fue Adrián, que completó con solvencia una línea defensiva muy segura. El Arguijón terminaría en la decimoquinta plaza y la permanencia dejó de ser una ilusión.

"Soy consciente de lo que puedo hacer y hasta dónde puedo llegar", explica Adrián, quien no abandona nunca su ambición "por seguir en el fútbol y llegar a lo más alto posible, seguir progresando".  Ahora, en una nueva temporada, el portero lagunero ha cambiado de equipo: "El Orotava me da la oportunidad de continuar mejorando. Su estilo de juego, la filosofía del club y la profesionalidad con la que se trabaja y entrena es para mí algo fundamental", cuenta un Adrián que será pieza clave en el engranaje defensivo del club norteño. Su talento, aunado a un trabajo incansable, serán los motores que intenten convertir el sueño del ascenso en una realidad. Gran parte del futuro está en las manos de Adrián. El tiempo dictará sentencia.