«Querido diario, tengo ocho años y quiero contarles la grata experiencia que tuve el pasado fin de semana. Para empezar, el equipo donde juego quedó campeón de mi isla y de mi categoría.
Esto nos dio derecho a participar en el campeonato de Canarias. Para jugar este torneo tuvimos que desplazarnos en avión, ya que, este año se celebraba en otra isla. Recuerdo esa noche previa al viaje que los nervios no me dejaron dormir. No hacía sino pensar en el vuelo y en poder enfrentarme con equipos de otros lugares.»
«Por fin llegó el momento. Los adultos que nos acompañaban tuvieron problemas para poder contener tanta euforia por nuestra parte. Después de pasar diversos controles y comprobar que todo estaba OK nos subimos al avión. Al principio era una sensación de miedo y de nervios porque no sabíamos cómo iba a ser el trayecto ¡Era la primera vez que viajaba! Pasados los primeros minutos de vuelo ya me fui tranquilizando, hasta tal punto, que al final acabé por pasarme bien y querer repetir.
Cuando llegamos al aeropuerto cada uno cogió su maleta y nos dirigimos hacia un punto de encuentro. El monitor nos dijo que el hotel se encontraba algo lejos y que teníamos que esperar por la guagua. ¡Nos íbamos de hotel antes del partido, como los profesionales! Estaba exultante, no podía contener tanta ilusión por ese viaje.»
«En el trayecto en guagua, el monitor nos iba diciendo como nos íbamos a quedar en las habitaciones, aparte, de recordarnos las normas de convivencia. Después de una hora, llegamos al hotel. Allí cada uno corrió como loco en busca de su habitación. Cuando encontré la mía, la abrí y aquello era enorme. Puse la maleta sobre mi cama y fuimos al restaurante a disfrutar del almuerzo.
Allí nos explicaron que después de disfrutar de la comida teníamos dos horas para estar cada uno en su habitación echándose la siesta o descansando. Luego quedaríamos a la puerta del hotel para ir a pasear por el lugar para conocer un poco el sitio. En ese paseo se incluía una visita al campo de fútbol donde al día siguiente empezaría el torneo.»
«Y… ¡Por fin llegó el día! El Campeonato se disputaba en dos grupos y los dos primeros jugaban eliminatorias para ver quién era el campeón. De este torneo poco positivo puedo decir; quedamos últimos. Pero una vez llegado de nuevo a mi casa, puedo decir, que por todo lo que viví, sentí, disfruté, … por todo lo que hice, por un momento me he sentido un jugador profesional. Es una bonita experiencia que me ha hecho seguir animando a trabajar muy duro para poder llegar a ser un futbolista de un equipo de élite algún día.»
Los niños, gracias a viajes con selecciones o por los Campeonatos de Canarias, se quedan con las buenas experiencias que les suceden y una cosa muy importante, que aprenden buenos valores que le servirán de mucho en el futuro.