"Querido diario, te escribo para contarte lo que me pasó en el último partido que jugué con mi equipo. Antes de llegar al campo, mis padres hablaban con los demás sobre lo que podía llegar a suceder allí. Unos esperaban que el árbitro no nos pitara en contra.
Otros, deseaban que el entrenador pusiera a su hijo a jugar mucho tiempo, incluso por encima de otro de mis compañeros. Lo cierto es que cuando llegamos al campo, todo el equipo nos dirigimos a la caseta con muchas ganas e ilusión por jugar."
"Saltamos al campo y cuando el árbitro va a dar el pitido inicial escucho como algún padre grita "¡Árbitro! Mira a ver lo que vas a hacer hoy". También puedo oír entre murmullos el cabreo de algunos padres y madres porque su hijo está de suplente. Pero las quejas no acaban ahí, desde mi posición escucho como se quejan de los cambios. "¿Por qué quitas a ese si es el mejor? ¡Muchacho, saca a fulanito!" Mientras, nuestro equipo gana el partido a uno de los que mejor está clasificado. Al finalizar, el entrenador nos felicita por el gran partido que hemos realizado. Yo me voy muy contento porque, aparte de haber ganado, he marcado un gol."
"Dada mi felicidad, me intento cambiar lo más rápido posible para llegar a mis padres y decirles que si me vieron cómo marqué el gol. Cuando llego a su altura, ni siquiera me da tiempo a hablar, los noto enfadados. "¿Papi viste mi gol? ¿Tú gol? ¿Por qué el entrenador sólo te puso a jugar ese tiempo? ¡Tú viniste a entrenar cómo los demás! ¡Al otro niño lo puso todo el partido y a ti te cambió cuando quedaban diez minutos! ¡Encima el árbitro pitando en contra, parece que lo hacen adrede! ¡El próximo día no te llevo a entrenar a ver si juegas todo el partido! Lo bueno fue el rato que pasamos allí con los demás padres" En un momento perdí toda la sonrisa que traía por el resultado y por mi gol. Yo pienso, ¿Para qué juego si mis padres no se fijan en mí?"
No debemos olvidarnos que nuestro hijo es el protagonista en cada partido. Ellos mueren de ansias de ver cómo sus padres han visto su partido y se han quedado con las cosas buenas que ha hecho. También esperan que, de buena manera, le digan las cosas que tiene que mejorar. Gracias a que él practica deporte, nosotros podemos conocer nuevos compañeros, ir a lugares que jamás habíamos ido; en fin, vivir muchas experiencias junto a otros padres. El verdadero protagonista, en cada partido, es el niño. Lo otro debe estar en un segundo plano.