El fútbol está herido y nadie hace nada por salvarlo, salvo salvar su culo

A nadie se le escapa la situación que se está viviendo en nuestro deporte, el grado de crispación es palpable y evidente, si a mí se me pregunta, siendo totalmente sincero, diría que es un reflejo de la sociedad en la que vivimos, se podría entrar en múltiples debates, pero como lo que nos ocupa es el fútbol, me voy a centrar en él.

Sin dejar de ser una opinión personal y tratando de ser lo más objetivo que puedo llegar a ser. La gravedad de la herida es totalmente subjetiva, ¿Por qué digo esto? Se lo explico muy rápido y sencillo, porque aquí nadie hace autocrítica, antes de extenderme, dejar claro que voy a generalizar y al hacerlo, creo que el argumento no pierde valor, eso le toca valorarlo a quien le llegue este texto.

En mi opinión, el fútbol se divide en, jugadores, cuerpos técnicos, clubes, árbitros y afición, esos cinco sectores, somos los que hemos herido, aquello que nos apasiona, quizás es eso, la pasión ciega, pero eso es excusa.

Los cuerpos técnicos, centrando el foco en los entrenadores, somos quizás, los peores de todos, si nos preguntas, siempre nos roban, siempre se nos critica desde todo los ámbitos y grupos, tenemos a todos en contra y la autocrítica, suele brillar por su ausencia, lo que casi nunca decimos, es que somos unos “puñaladas”, cero unión, cero corporativos.

Los árbitros, el grupo más castigados, da igual como piten, siempre alguien les insulta desde la primera jugada, les agreden y vejan, esto es inadmisible e injustificable, dependiendo del color de la camiseta, la jugada siempre es un robo para alguien. En cambio, ellos sí son un grupo unido, van todos juntos y se protegen, se hace autocrítica, pero me duele decir que siento que la mayoría de las veces es de boquilla, nos quieren hacer creer que son humanos, que evidentemente lo son, pero solo para el error, nunca lo son para esa malas actitudes que todos tenemos, en momentos de tensión o cabreo.

Los jugadores son individualistas, egoístas y en muchos casos egocéntricos, rara vez te reconocen un error, por lo menos de primeras, siempre hay un motivo o una equivocación que les perjudica o justifica, en su defensa diré, que las pulsaciones altas, no ayuda a poder ser más objetivos.

La afición y los clubes son casos a parte, los primeros, suelen ir al campo a ver a su equipo, a su familiar o persona cercana, pero un tanto por ciento, más elevado de lo que se reconoce, van al campo creyéndose que tienen toda la libertad y derecho del mundo a faltar, siempre perjudican a sus equipos y tanto árbitros como entrenadores, incluso compañeros, van en contra de lo suyos. Los clubes, por su parte, son un caso mucho más complejo, pero lo voy a resumir mucho, porque no quiero extenderme más de lo que lo estoy haciendo. Defienden lo suyo, cosa más que lógica, pero una mayoría, muchísimo mayor de lo que se reconoce, predican un mensaje, unos valores y una ética, la cual dista mucho, de la realidad, las normas son para todos iguales, siempre y cuando, ese no sea de los mejores, hay que respetar a los árbitros, siempre y cuando yo considere que me pita bien, se respetan las decisiones del entrenador, mientras se considere que es acorde a lo que ellos harían.

Todos nos quejamos, todos decimos que las cosas deben cambiar, pero todos se niegan a reconocer su parte de culpa, es por eso que

EL FÚTBOL ESTÁ HERIDO, PER NADIE HACE NADA POR SALVARLO, SALVO  SALVAR SU CULO Y CENTRAR EL FOCO EN LOS DEMÁS.